•Pluma de Gallina•
martes, 9 de noviembre de 2010
Imaginar no basta..
No me basta imaginar como sería el roce de tu mirar con el mío,
como sería volver a escuchar tu voz,
volver a acariciar tus manos...
sábado, 6 de noviembre de 2010
Los lucidos reinarán al otro lado.
Thomas Awfell.
jueves, 28 de octubre de 2010
Y mientras tanto..
Llego a la parada
Me siento.
Llega: ¡Al fin!
Subo.
Pago un 1€ con 20 Céntimos
Busco a lo largo del autobús un asiento con la mirada.
Lo encuentro.
Te veo.
Me apetece besarte entonces. Besar tus carnosos labios rosados mientras tus ojos observan mi lánguida sonrisa.
Lástima que tú y yo no seamos más que desconocidos…
miércoles, 27 de octubre de 2010
[Angustia]

sábado, 23 de octubre de 2010
Fría Bienvenida
Ella miró aquellos ojos. Sus cetrinos ojos albergaban tristeza, amargor y mucha, mucha oscuridad. Habían sido compañeros de clase hacia ya unos cuantos años y sabía que el hecho de volver a verla producía en él una honda tristeza pues no eran precisamente buenos recuerdos lo que su presencia le hacía recordar.
Lo había estado cavilando durante mucho tiempo. Largas noches había tenido durante ese último año, interminables noches en las que pensaba en lo pasado y en lo que posiblemente pasaría. No quería, no debía pensar solo en ella misma. Eso era ser demasiado egoísta y por ello había estado barajando la opción de no aceptar aquel puesto, de dejar las cosas tal y como estaban. Quizás esto hubiera sido lo mejor; para él y para ella, pero no lo mas valiente. Ambos debían afrontar lo que tiempo atrás habían dejado estancado, era tiempo de ello.
Ambos debían afrontar algo, nada agradable para ninguno de los dos, pero que sin embargo los unía de forma irremediable; sentimientos tan contradictorios y fuertes como son el más profundo odio y el más fuerte amor.
Con un gran estruendo Severus Snape hizo girar la gruesa y oxidada llave abriendo así el gran portón, que con su apertura produjo un estruendoso chirriar.
Se maldijo, no era capaz de cumplir la primera promesa que se hizo así misma antes de regresar; no sentirse jamás inferior ante su mirar. Ella no podía más que mirarle a la cara casi de soslayo y sin embargo el mantenía su mirada fija e imperturbable, casi pétrea, ante ella. Las cosas al parecer y a pesar de los años habían cambiado poco.
Ese fue el primer y único momento en el que se arrepintió de regresar. No se dejaría caer nunca más en el arrepentimiento, se prometió. A pesar de haber previsto mil y una veces el primer rencuentro nunca pudo imaginar que sería así de insoportable y duro de afrontar para ella. No había podido olvidar esos profundos y oscuros ojos verdes que tanto la odiaban.
-Hola Severus, buenas te sean, dijo ella cruzando el umbral de la puerta y adentrándose en el sendero.
-Espero que para ti no demasiado, dijo con su profunda y ronca voz. Ella de espaldas y protegida con la capucha de su larga capa no pudo más que cerrar los ojos y dibujar en su rostro una mueca de dolor. "No seas estúpida, ¿Qué esperabas, eh?"
Se hizo el silencio, los únicos ruidos que se podían percibir eran los del propio bosque hasta que Él comenzó a cerrar el enorme portón, mientras que ella aun de espaldas y sopesando la situación esperaba con una vieja maleta en una de sus manos.
Sus pasos, sus rápidos y seguros pasos comenzaron a escucharse por el sendero de gravilla. Paso a escasos centímetros, imponiéndole su figura, y rozando su capa con la de ella. Ella Intentó seguirle pero le fue imposible, no fue capaz, su pesar no la dejaba, la hacía caminar cada vez más lento hasta que la negra figura a la que seguía desapareció entre los lóbregos y mortecinos árboles.
Esa fue la primera vez que se encontraron tras siete años, siete años en los que Él había imaginado como Ella moría cientos de veces.
Siete años que ella había visto pasar como un mal sueño deseando no volver a encontrarlo en su vida nunca, nunca jamás.
Una Carta Más
Para ti...
No soy siquiera capaz de pensar en otra cosa que no seas tú. No debes tener miedo de lo que siento, ni dudar siquiera. Ella fue tan solo un espejismo, un espejismo que me ocultaba la verdadera realidad de la que tú eres la principal luz y calor.
Sin ti ella estaría fría, vacía y oscura, muy oscura. Apenas me es posible escribir pues tiemblo solo de pensar que puedas leer estas palabras que con tinta sellan todo lo que no puedo expresar estando tú en mi presencia.
Debo trabajar o al menos hacerlo y distraer mi mente. Necesito respirar acompasadamente y el pensar en tu figura me lo impide .Tú que sin más llegaste a mi vida y la trastocaste por completo. Nunca pensé que un ser ajeno a mis sueños pudiera conseguirlo.
No tengo paciencia, ya no. No tengo la paciencia necesaria para esperar a que las cosas se calmen, a que todos nos olviden. Espero que estas,mis palabras, no caigan en el abandono en el que el destino sumerge a veces aquello que no debió pasar o que sin importancia acontece.
Tuyo por siempre: D.D.
Guardada en un viejo libro, roído por el tiempo, yace esta carta.Abrigada por el polvo, sumida en la perpetua oscuridad por quien no fue capaz de expresar lo que sentía en el momento que debió...